Balance 2024 en la lechería santafesina: clima, precios y desafíos para el 2025

FUENTE: AIRE DE SANTA FE

La lechería santafesina, como la de Argentina, termina el año 2024 mucho mejor de lo que comenzó. El panorama es bien distinto, tanto en producción como en precios para los productores de la provincia. Por lo que las expectativas para el 2025 son auspiciosas, aunque algunos temas serán cruciales para apuntalar al sector.

Alfredo Trionfini, productor en Esperanza y coordinador de la Comisión de Lechería de Carsfe, dialogó con AIRE y realizó un balance de los últimos meses, además de marcar los desafíos para el futuro inmediato.

El clima 
La actividad sufrió un duro golpe climático en el verano pasado, cuando la combinación de altas temperaturas y la falta de lluvias derrumbó los niveles de producción en los tambos. Datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) indican que los litros de leche entre enero y abril se redujeron 14.5% a nivel nacional, respecto del año previo. La recuperación comenzó en mayo y el año concluiría con una merma cercana al 6%. Este factor fue determinante, por una drástica caída en la oferta, para que 2024 fuera un año de valores récord para la materia prima. “Empezó muy complicado en materia de precios, pero luego fue evolucionando porque faltó leche”, sostuvo Trionfini.

En noviembre, el valor promedio del litro de leche cruda, según el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA), fue de $439.73 o u$s 0.44. En pesos, tuvo una recomposición superior a 193% (una mejora de 8.4% interanual en moneda constante, al ajustarlo por inflación) y en dólares del 1.9%.

Partiendo de esta base, el dirigente estimó que 2025 “va a ser un buen año, nos permitirá sanear un poco las empresas”. Además, el clima está acompañando con buenas lluvias y no hay noticias de la “chicharrita del maíz”, una plaga que arrasó los cultivos tardíos en la campaña pasada y disminuyó las reservas forrajeras en los establecimientos. “Ojalá esto sirva para que no cierren más tambos”, deseó el dirigente sobre la buena rentabilidad actual. Y remarcó que, en estas condiciones, los pequeños y medianos productores se fortalecen. “Tenemos oportunidad en un contexto que va a ser en beneficio para todos”.

Desafíos sanitarios: el riesgo de la informalidad
Hacia adelante, puso el énfasis en algunos aspectos que se analizaron junto a los directores de lechería de la Nación, Sebastián Alconada, y de la provincia, Carlos De Lorenzi, en un encuentro reciente en Rafaela.

Los más importantes están relacionados entre sí: la venta marginal de leche y las dificultades sanitarias que ello implica. “Estamos preocupados por la informalidad, creemos que hay que premiar a los que hacen bien las cosas”, indicó el dirigente. Junto a los funcionarios, dijo, estimaron que “hay un 30% de informalidad en la cadena”, tanto entre los que venden como los que compran. Al respecto, consideró que la desactualización de las multas previstas en Ley Penal Tributaria “llevó a que muchos se arriesguen” a mantenerse fuera del sistema, pero no resulta sustentable para las empresas. Pero además de ser un delito, advirtió que este volumen de producción sin controles implica un riesgo sanitario. Por ejemplo en materia de tuberculosis bovina, enfermedad sobre la cual no hay un diagnóstico preciso en la provincia, aunque “se habla de un 50% de incidencia”. Pero aclaró que al tratarse de un promedio, y teniendo en cuenta que hay muchos establecimientos declarados libres, el número “se potencia entre los que no están libres”, por lo que la situación “es compleja”.

Para ayudar a sanear los establecimientos santafesinos, Trionfini y otros referentes de la producción primaria plantearon a los funcionarios algunas ideas para cortar el ciclo de contagios. Concretamente, financiando la posibilidad de utilizar semen sexado y alimento seguro en las guacheras (leche en polvo o sustitutos lácteos). “El planteo es que los rodeos queden cerrados y se obtengan vaquillonas sanas para que el rodeo se vaya limpiando”. El dirigente resaltó que “la situación sanitaria aparentemente es mucho más complicada que la informalidad”, por lo que el tema genera preocupación en la provincia, ya que se están abriendo mercados y “vamos a tener que estar a tono para proveerlos”.

La EPE: un obstáculo para la inversión
Por otra parte, Trionfini volvió sobre un reclamo histórico como es la provisión de energía eléctrica para los tambos. En particular, se refirió a la posibilidad de realizar nuevas instalaciones, que hoy los empresarios deben costear y luego “donar” a la Empresa Provincial de la Energía (EPE). “Tiene que rever su reglamento (la empresa estatal); no podemos hacernos cargo de toda la obra de instalación y después donársela; es bastante violento el tema”, protestó. A modo de ejemplo, planteó que para 500 metros de bajada “te piden 40/50.000 dólares”, situación que frena toda posibilidad de inversión. “Se caen los proyectos productivos con estas trabas”. Por ello propuso que la EPE, que cuenta con poder de compra y puede mejorar muchos los precios, “le haga el proyecto a los productores o empresarios y después que cobren la obra instalada en el consumo”. En otras provincias, como Santiago del Estero, “te hacen la obra completa”, aseguró. Por lo demás, Trionfini planteó para el futuro la importancia de mantener un discurso unificado entre los productores, poder "sentar a la mesa" de las discusiones en la provincia a las grandes industrias e implementar laboratorios arbitrales (otro viejo reclamo) para el análisis de la leche cruda.

De lo charlado con los funcionarios, de la provincia y la Nación, adelantó: “entre los dos están de acuerdo, plantean la baja de impuestos como algo que viene”. Y también que -en ambos niveles- “no van a obligar a nada”, por lo que -referido a la relación comercial entre productores e industrias- “nosotros tenemos la obligación de ponernos de acuerdo”.