
Este informe del INTA Rafaela analiza cómo dos estrategias de manejo impactaron en el rendimiento y la calidad del silaje en un contexto de condiciones climáticas adversas.
En la región centro. En el sudoeste de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro hay más de 7 millones de hectáreas en alerta, el doble del estimado el año pasado. Desde el organismo subrayan la importancia de prevenir los focos y brindan recomendaciones, alertas tempranas, índices y prácticas de manejo.
NOTICIAS19/11/2020Cada año, de noviembre a marzo, se registra la temporada de incendios, pero, en esta oportunidad, el clima profundiza el riesgo. Es que se registra un marcado déficit hídrico, que se suma a un pronóstico de temperaturas por encima de lo normal y una acumulación de material vegetal por las lluvias ocurridas entre agosto y septiembre. Frente a este panorama, desde el INTA se estimó el área de riesgo para la región centro del país y los informes demuestran que las hectáreas en alerta se duplicaron.
Así lo aseguró Pablo Vázquez –especialista en gestión ambiental y recursos naturales del INTA Anguil, La Pampa– quien no dudó en afirmar que “en La Pampa pasamos de tener 2 millones de hectáreas con riesgo entre moderado y severo a 4,6 millones”.
De acuerdo con Vázquez, esto se debe a que las lluvias invernales demostraron que los pastizales, si bien están afectados por la sequía, respondieron muy bien a la lluvia, sobre todo en las zonas de difícil acceso para el ganado, como son las zonas muy arbustizadas o muy alejadas de las fuentes de agua. A esto debemos agregarle que hay cerca de 3 millones de hectáreas que no se han incendiado en más de 10 años.
Esto se suma a las estimadas por el equipo que lidera Alejandro Pezzola –especialista en sistemas de información geográfica del INTA Hilario Ascasubi, Buenos Aires–. “Para el sur de Buenos Aires se estima que hay 1,4 millones de hectáreas en riesgo”, señaló. A su vez, en Río Negro se estiman otras 1,1 millones de hectáreas que dan una totalidad de más de 7 millones de hectáreas en alerta, el doble del estimado el año pasado.
“El año pasado no hubo grandes incendios, por lo que quedo mucha materia seca chica en suelo”, advirtió Pezzola. Además, señaló que “las lluvias ocurridas entre julio y fines de septiembre favorecieron el brote de los pastizales y pasturas de alto desarrollo que ocupan un total de 1,1 millones de hectáreas en el sudoeste bonaerense”.
Ambos especialistas coinciden en que “los riesgos de incendios son mayores a las del año pasado” e insisten en la necesidad de tener en cuenta las recomendaciones para productores para prevención. Además, la presencia de numerosos focos de incendios en 11 provincias del país, dificultaría mucho la disponibilidad de recursos humanos y equipos para combatirlos.
Por su parte, Daniela Echevarría – investigadora en el área de Teledetección y Silvopastoril del INTA Valle Inferior, Río Negro– indicó que “en el Este de Río Negro se observa en su mayoría situaciones de baja acumulación de combustible fino, causado por la escasez de lluvias oportunas y el consecuente mayor pastoreo relativo de los campos. Sin embargo, existen también sitios donde la acumulación es alarmante y con potencialidad de inicio de focos de incendios”.
Entre las recomendaciones, se destaca la necesidad de mantener alambrados, cortafuegos, picadas e instalaciones libres de vegetación
Para el equipo de investigación del INTA es “fundamental” llevar adelante un buen manejo del campo para reducir el riesgo de registrar focos de incendios durante la época estival. En este sentido destacaron la importancia de realizar tareas de prevención que consisten en mantener limpias de material combustible las picadas cortafuego, alambrados e instalaciones.
Para prevenir los incendios, se recomienda hacer un adecuado manejo del pastoreo y rotación de cultivos en zonas susceptibles de incendio, como así también realizar quemas preventivas controladas en los momentos adecuados durante el año. Las aguadas tienen que estar lo más limpias posibles y ser de una superficie adecuada a la cantidad de hacienda del productor, ya que constituyen un posible refugio para los animales en caso de peligro.
Es imprescindible mantener alambrados, cortafuegos, picadas e instalaciones libres de vegetación, tarea que puede realizarse con arado o rastra de discos en una franja de ocho metros a cada lado del alambrado en los potreros con vegetación baja y de 20 metros en los campos con monte. Asimismo, coordinar con municipios y vialidad provincial-nacional el mantenimiento de las banquinas de rutas.
También es importante no dejar materiales inflamables expuestos a altas temperaturas como leña, papel, pintura y/o combustibles, como así también mantener los accesos despejados y tanques australianos llenos de agua.
Para el interior del establecimiento, los especialistas del INTA recomiendan mantener los márgenes de alambrados libre de vegetación. Y, cuando se realicen quemas de potreros, avisar con 72 horas de antelación a los cuarteles de bomberos más cercanos para una buena planificación.
En todos los casos, es clave tener muy presente los parámetros de temperatura, humedad y viento para realizar quema controlada, para lo cual es importante consultar los pronósticos climáticos.
Herramientas al servicio del productor
Además de las recomendaciones que brinda el equipo de investigación, también el INTA tiene a disposición de los productores, organismos, asociaciones, municipios y autoridades un mapa de peligrosidad para incendios. Generado cada año por el Área de Gestión Ambiental y Recursos Naturales del INTA La Pampa, el modelo tiene una predictibilidad del 80 %.
“En el mapa se detalla la ubicación de áreas de alta peligrosidad, con los niveles 3 a 6, para los incendios de la temporada anterior y de la próxima temporada que va de noviembre hasta febrero del próximo año” indicó Vázquez.
A su vez, el índice de peligrosidad de incendios está disponible para productores y autoridades en la web del SEPA. Esta herramienta se calcula a partir del análisis temporal del índice de vegetación normalizado –IVN–, asociado a la cantidad y estado de la biomasa vegetal acumulada en superficie.
Los datos de precipitación se tomaron del Centro de Climatología de Precipitación Global (GPCC) y los datos de temperatura del Centro de Predicción del Clima (CPC). “Se verificó la presencia de un período seco instalado en el sur y en el oeste de La Pampa desde octubre de 2019, se generalizó en todo el sector oeste, sur y central hacia enero 2020, con una leve recuperación del estado hidrológico en la región sur durante marzo de este año”, resaltó Vázquez.
Por su parte, el INTA Alto Valle y Valle Inferior –Río Negro– publican anualmente un informe de Alerta de Incendios para el Este de Río Negro, presentando un mapa que combina el IVN y las visualizaciones a campo, el cual permite tener una estimación del riesgo en cada zona.
Además, se presenta diariamente el Índice de Riesgo Climático, elaborado a partir de las redes meteorológicas de INTA en Río Negro. Desde INTA Valle Inferior se realizan seguimientos de los incendios, informando superficies y focos activos a través de su página oficial de Facebook.
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