La trufa negra ya se exporta desde Argentina

El "diamante negro" de la gastronomía como suele llamárselo, es uno de los cultivos mejor cotizados en el mercado mundial. Se llega a pagar hasta 1500 euros el kilo. Desde Argentina se comenzó a comercializar en España y Francia, y tienen previsto expandirse a Estados Unidos y Reino Unido.

NOTICIAS 22/01/2021 REDACCIÓN REDACCIÓN
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La cosecha del hongo subterráneo conocido como “diamante negro” es una verdadera búsqueda del tesoro: puede crecer hasta medio metro bajo tierra y para su colecta se requiere de animales “truferos” entrenados para descubrirlos. Pese a la dificultad para su producción, es un cultivo con un creciente interés económico porque en el mercado internacional puede comercializarse a más de mil quinientos euros el kilo.

Si bien se trata de un producto milenario, con un intenso aroma valorado por la gastronomía mundial, en Argentina su producción comenzó a expandirse en la última década. Una de las pymes pioneras fue Trufas del Nuevo Mundo, que cuenta con más de cincuenta hectáreas en la localidad bonaerense de Espartillar y para el 2024 espera alcanzar una producción de dos mil kilogramos anuales.
 
“Desde el Instituto asesoramos a la empresa tanto en el layout de la planta como en la conservación del producto. En relación a este último punto, llegamos a la conclusión que el proceso de liofilizado —deshidratación por frío— es una alternativa para su comercialización porque permite obtener un producto estable a temperatura ambiente y preserva los atributos del hongo fresco”, explica Mariana Sánchez, coordinadora de proyectos de desarrollo vinculados a alimentos en el INTI.

Lo interesante de estos hongos es que con pequeñas cantidades pueden convertir en plato gourmet una simple comida como ensaladas, guisos, huevos, papas, pastas o pescados. Además de su preciado aroma, aporta vitaminas, hierro y minerales como potasio, fósforo, calcio y azufre.

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 Crecen asociados a las raíces de árboles como robles y encinas (formando lo que se conoce como “micorrizas”),

La cosecha de trufas —que en Argentina comienza en junio y finaliza en septiembre— suele realizarse con la ayuda de perros, entrenados para su detección. Su vida útil ronda los 10 días, por lo cual su almacenamiento es clave para conservarlas y mantener sus propiedades. Para la exportación, Trufas del Nuevo Mundo también contó con asesoramiento del INTI para su envasado (que se realiza con un vacío parcial y papel absorbente en cajas refrigeradas), el registro del producto y la elaboración de su etiquetado nutricional

“Cuando hicimos nuestra primera exportación llovió toda la semana pero nuestro equipo de cazadores, recolectores y perros logró cosechar todas las trufas para cumplir con el envío”, detalla Faustino Terradas, responsable comercial de la empresa que el año pasado comenzó a comercializar sus productos en Europa y tiene previsto expandirse a nuevos mercados.

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