José Martins: "El aporte de la agroindustria a la economía será récord este año"

Compartimos entrevista que publica Ámbito Financiero al presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y vocero del Consejo Agroindustrial Argentino

NOTICIAS11/05/2021REDACCIÓNREDACCIÓN

 
Por Liliana Franco
“Políticas como derechos de exportación, restricciones a las exportaciones, precios máximos, afectan la rentabilidad del negocio y desincentivan la inversión, dejando en el camino a muchas empresas” advirtió José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales y vocero de Consejo Agroindustrial Argentino.
El directivo consideró como “una pesada mochila” a la carga impositiva que sufre el sector y afirmó estar convencido que una reducción de los tributos “generará una mayor producción, industrialización y exportación con valor agregado”.
 
Anticipó que “el aporte de la cadena agroindustrial a la economía argentina será récord este año” y que en consecuencia “el Tesoro recaudará más de u$s 2.700 millones adicionales a la estimación inicial, solo en las cadenas de cultivos extensivos”.

Estimó que las exportaciones de trigo podrían llegar a los 12 millones de toneladas, en momentos en que para la nueva campaña fina se estima un aumento de la inversión del 8%. Los bloqueos sindicales, la necesidad de políticas estables, son algunos de los temas conversados en el dialogo con Ámbito:

Periodista: Usted dijo “Necesitamos que nuestros políticos, gobernantes y legisladores den una señal de confianza". ¿Cómo evalúa la actual relación entre el Gobierno y el sector agroindustrial?

José Martins: Siendo el sector agroindustrial el principal generador de divisas y factor importante en la creación de empleo con amplio sentido federal (ente otras cosas), es necesario lograr que el conjunto de la política entienda el valor real actual y gran potencial que ofrece. Se ha demostrado que el sector reacciona rápidamente ante señales y/o estímulos de confianza. Por otra parte, la agroindustria no necesita subsidios estatales, solo reglas claras y previsibles, el resto es riesgo empresarial que siempre asumimos. Recibimos cotidianamente desde el Gobierno que nuestro sector es estratégico, es necesario que ese mensaje llegue de manera univoca y coordinada dentro de un marco de previsibilidad de reglas de juego y políticas sostenibles en el tiempo, así como que haya hechos concretos en favor del agro. Desde el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) buscamos una relación de dialogo constructivo y responsable que nos permita debatir y consensuar políticas de mediano y largo plazo. En ese sentido, tenemos una interacción periódica con distintos ministerios, legisladores y gobiernos Provinciales.

P.: Con los altos valores que están alcanzando las materias primas surgen voces que sugieren elevar las retenciones. ¿Cree que esto puede ocurrir?

J.M.: En primer lugar, vale aclarar que “las retenciones” son impuestos distorsivos que han demostrado ser un freno al potencial productivo de nuestro país, impactando negativamente en el área de siembra, inversión y consecuentemente sobre la producción final, industrialización y exportación, con efectos nocivos para la creación de empleo.

Un incremento, en las actuales circunstancias, no tendría ningún tipo de beneficios, ni en recaudación ni en precios de alimentos. Por eso alentamos otro tipo de medidas, básicamente alicientes de mayor producción, de esa manera consumo y exportación se verán beneficiados. En cuanto a precios, hemos constituido mesas intersectoriales de maíz y trigo ajenas al CAA que generaron propuestas para fomentar abastecimiento interno y precios previsibles

P.: ¿Han conversado el tema de las retenciones con autoridades del gobierno? ¿Qué les han dicho?

J.M.: Hemos recibido las mismas respuestas que se han visto en los medios de comunicación. No hay intención de aumentar este impuesto.

P.: En este sentido, la propuesta del Consejo Agroindustrial propone una reducción en la carga impositiva. ¿Cómo está este tema?

J.M.: La actual carga impositiva del sector es una pesada mochila que impide explotar las oportunidades que nos brinda el mundo. Proponemos una revisión integral; “retenciones”, ingresos brutos provinciales, tasas viales, municipales, etc. Estamos firmemente convencidos que una reducción gradual de esta carga impositiva generará una mayor producción, industrialización y exportación con valor agregado que finalmente generará beneficios al tesoro nacional.

La meta es llegar al cero por ciento de retenciones en los cultivos pampeanos a 10 años, pero para las economías regionales la eliminación debe ser mucho más rápida. Entendiendo el particular momento de nuestra situación económico-social, hemos pospuesto este debate para más adelante.

De todas maneras, vale destacar que el aporte de la cadena agroindustrial a la economía argentina será récord este año. El tesoro recaudará más de u$s 2.700 millones adicionales a la estimación inicial, solo en las cadenas de cultivos extensivos.

P.: El Banco Central está desacelerando la tasa de devaluación del dólar oficial. ¿Cómo puede afectar al sector exportador el atraso del tipo de cambio?

J.M.: Un escenario que genera pérdida de competitividad en los mercados internacionales para nuestros productos de exportación. La devaluación debe ser parte de una estrategia integral de desarrollo económico y estabilidad macroeconómica.

P.: ¿Con los altos precios de las materias primas está observando mayores inversiones en el sector?

J.M.: Los precios internacionales han mostrado un incremento significativo en los últimos meses, después de encontrarse el año pasado en los niveles más bajos de los últimos 8 años. Esta suba genera incentivos positivos para el inicio de un nuevo ciclo agrícola, que presenta una interesante oportunidad para aumentar la producción y las exportaciones.

Estimamos que los eslabones ligados a la producción primaria en cultivos extensivos son los que están en una mejor posición para aumentar la inversión y capturar esta oportunidad, debido a que los ciclos productivos son más cortos y existen mayores opciones de financiamiento ligadas a estas cadenas. Para la nueva campaña fina estimamos un aumento de la inversión del 8%.

De todas maneras, para concretar este escenario será determinante llevar un mensaje claro en relación a las reglas de juego, que brinde previsibilidad y aliente al productor. Ahora bien, para ingresar en un sendero de crecimiento con mayor producción en todos los eslabones y cadenas ligadas a la agroindustria, que genera empleo y desarrollo regional, será necesario la adopción de un nuevo marco que promueva la inversión en el mediano y largo plazo. La Ley de Promoción de la Inversión Agroindustrial, que estamos trabajando con el Gobierno, sería un primer gran paso en este sentido.

P.: Una de las mayores preocupaciones del gobierno es la suba en el precio de los alimentos. ¿Qué grado de responsabilidad tienen los productores?

J.M.: En primer lugar, los productores no tienen ningún grado de responsabilidad. El productor no incide sobre los precios a los que vende su producto, estos precios están basados en la oferta y demanda internacional. Hoy se ve beneficiado con subas, siempre que el clima lo acompañe, después de años de producir con precios en niveles históricamente bajos.

Es válido destacar, que los precios de los granos tienen una baja incidencia sobre el precio final de los alimentos en góndola, y, en consecuencia, no son responsables de la inflación. Como demuestra un trabajo realizado por el equipo de la Bolsa de Cereales, políticas dirigidas a evitar una suba en el precio de los granos en el mercado doméstico no tendrán efectos sobre los precios de los bienes de consumo y producirán una caída en la oferta. Una política destinada a combatir las causas de la inflación, incluida la de alimentos, debería basarse en otras herramientas de política monetaria, cambiaria y fiscal.

P.: ¿Qué se podría hacer para abaratar la canasta alimentaria? ¿Cree que sería correcto avanzar en acuerdos como se hizo con el tema del aceite?

J.M.: Si el objetivo buscado es mitigar los efectos negativos de los aumentos de precios de alimentos sobre los consumidores, son las políticas de subsidios a la demanda las que mejores resultados han mostrado en términos de eficiencia y equidad, tal cual lo muestran experiencias internacionales de ayuda alimentaria como los cupones de alimentos de la Ley Agrícola de Estados Unidos. Las nuevas tecnologías permiten hoy llegar de manera sencilla a quienes necesiten de la política, segmentando adecuadamente por la situación socio-económica de cada consumidor (nivel de ingreso, educación, ocupación, hijos, etc.). De todas maneras, venimos trabajando responsablemente a través de mesas sectoriales (Maíz - Trigo) desarrollando herramientas que aseguren el abastecimiento y la mitigación de riesgo precio a sectores del mercado doméstico que utilizan granos y oleaginosas como materia prima

P: El sector agropecuario e industrial por diversas cuestiones se ha visto afectado con paros sindicales que afectaron mucho la producción. ¿Cómo está hoy la situación?

J.M.: En una tensa calma que a menudo se ve quebrada por métodos abusivos para imponer reclamos. Lamentablemente se extiende la utilización del bloqueo / cortes como método de protesta, afectando la producción que a la postre derrama en empleo. Es imprescindible que logremos paz social, la Argentina no puede salir de la crisis sino logramos un acuerdo empresarial sindical donde se privilegie el trabajo antes que cualquier otro interés.

P.: ¿Cuáles son las mayores dificultades para producir más alimentos en la Argentina?

J.M.: A la vista del desempeño que ha tenido la economía argentina en las últimas décadas, existen varias dificultades para quienes muestran interés en invertir y producir en el país. Las mismas están vinculadas con los desequilibrios macroeconómicos que nos conducen a recurrentes crisis que dificultan el desarrollo de cualquier negocio, y con los déficits estructurales en términos de infraestructura, educación, etc. En la producción de alimentos en particular, se suma la implementación de políticas destinadas a mitigar los efectos de estos desequilibrios macroeconómicos, especialmente la inflación, que como expresamos tienen resultados contrarios a los buscados. Políticas como derechos de exportación, restricciones a las exportaciones, precios máximos, afectan la rentabilidad del negocio y desincentivan la inversión, dejando en el camino a muchas empresas. Finalmente, la ausencia de líneas de financiamiento productivo impacta negativamente en la producción y comercialización.

Exportaciones

P.: Recientemente, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó un volumen de producción récord de 23,6 millones de toneladas para la cosecha fina. Frente a esta oferta, ¿cómo evalúa las condiciones del mercado internacional?

J.M.: El mercado internacional le presenta a la Argentina una gran oportunidad este año. La recuperación de la economía, especialmente en China que está importando niveles récord de todos los productos, nos ha llevado a los mayores precios desde el 2012. Estos precios incentivan una expansión de la superficie sembrada, que, con un clima más favorable, podría resultar en un importante crecimiento de la producción este año. En el caso de los cultivos de invierno, el incremento sería de un 12%. Este gran incremento de la producción abre posibilidades para el crecimiento de todos los eslabones, la molienda y las exportaciones. En el caso de las exportaciones, podríamos exportar hasta 12 millones de toneladas en trigo, y para la cebada podría superar los 3 millones.

P.: ¿Cuánto significa de ingresos adicionales para el país?

J.M.: Este incremento de las cantidades exportadas, con un escenario de buenos precios, arrojaría una contribución récord de las cadenas de cultivos de invierno que podría llegar a 3.790 millones de dólares creciendo un 7,2% en relación al aporte de este año. Para los cultivos de verano las perspectivas también son alentadoras.

P.: ¿Seguirán subiendo los precios de las materias primas (me refiero en general, no sólo los cultivos de invierno)?

J.M.: Los mercados agrícolas son objeto de una alta volatilidad. De hecho, en los últimos meses pasamos de los precios más bajos de los últimos 8 años a los más altos desde 2012. Por eso, si bien hay elementos para pensar en que tendremos durante este año buenos niveles de precios; hay que ser muy cautos en los pronósticos y alentar la toma de coberturas para asegurarse precios que lucen atractivos y contribuir a la eficiencia del sistema.

P.: En el contexto internacional tienden a perder relevancia los grandes acuerdos de comercio y se observa una vuelta a bilateralismo. ¿Cuál es su opinión al respecto?

J.M.: Efectivamente, durante los últimos años el sistema multilateral de comercio ha perdido relevancia, y el mundo se ha volcado a un bilateralismo que ha resultado en conflictos comerciales entre los países más importantes del mundo. Estos conflictos, como la guerra comercial entre China y Estados Unidos, generan efectos disruptivos con impactos significativos en todos los países. Siendo un país relativamente pequeño en el comercio internacional, y más allá de oportunidades coyunturales que puedan aparecer, nuestro país no se ve beneficiado de un escenario más cercano a la “ley de la selva”. Debemos trabajar fuertemente por un retorno del mundo a las instituciones multilaterales, y por desarrollar una activa agenda de negociaciones bilaterales y regionales que nos permita tener reglas claras y mejores condiciones de acceso a los principales mercados. Los acuerdos comerciales no implican perder puestos empleos, si son bien negociados significan más producción y más exportaciones.

P.: Cómo evalúa la situación del Mercosur?

J.M.: La integración con la región es la iniciativa estratégica más importante para la inserción de nuestro país en el mundo, y el Mercosur ha dado en ese sentido importantes logros tanto políticos como económicos y comerciales. Pero hay que reconocer que, en las últimas décadas, los resultados no han sido los esperados, y el bloque se encuentra desconectado de los objetivos del Tratado de Asunción. El comercio intrarregional ha perdido dinamismo, no se ha favorecido la creación de cadenas regionales de valor, y tampoco el bloque ha servido a sus socios como una plataforma exportadora al mundo. Reconociendo el rol clave que puede tener el Mercosur para la inserción de Argentina y su gran potencial, es importante trabajar para fortalecer la integración, reduciendo las barreras entre los socios, promoviendo el desarrollo de infraestructura, favoreciendo la homogenización de normas y protocolos, y más importante promoviendo una agenda de negociaciones extra-Mercosur dinámica, bajo un esquema ágil y efectivo que logre acceso a mercado de productos agroindustriales. El MERCOSUR es hoy el primer bloque mundial superavitario de alimentos, y esa condición es una oportunidad de generar fuentes de empleo, tecnología, inversiones e ingresos fiscales.

P.: ¿Cómo evalúa la estrategia del gobierno en materia de comercio exterior?

J.M.: Observamos que es una materia pendiente en nuestro país, y que dio origen al CAA impulsando una propuesta de “Estrategia de reactivación agroindustrial, exportadora, inclusiva y federal” que hemos presentado -entre otros - a ministros del Poder Ejecutivo, gobernadores, legisladores, presidente de la Cámara de Diputados, presidente y vicepresidente de la Nación, obteniendo de todos, el estímulo para avanzar en la propuesta.

P.: La sustentabilidad es un tema de creciente preocupación. ¿Cómo se está encarando este tema en la Argentina?

J.M.: La sustentabilidad se encuentra actualmente entre los temas más importantes de la agenda mundial. Las nuevas demandas por sistemas de producción, y patrones de consumo más sustentable repercuten sobre la agricultura. Este año se celebrará en Naciones Unidas la primer cumbre mundial sobres sistemas agroalimentarios. El sector agroindustrial argentino viene trabajando fuertemente en estos temas, más de 90 instituciones de los sectores público y privado se encuentran comprometidas con la adopción de Buenas Prácticas Agropecuarias, en el marco de la Red BPA. Aunque todavía tenemos camino por recorrer, los sistemas productivos argentinos se encuentran entre los más amigables con el medio ambiente del mundo, como demuestran varios estudios e indicadores. En ese sentido, en el marco del Programa Argentino de Carbono Neutro, las Bolsas de todo el país se encuentran trabajando en la certificación de esquemas de neutralidad en carbono, para probarle al mundo que los productos argentinos cumplen con los más altos estándares ambientales y favorecer su ingreso a los principales mercados. Todos estos esfuerzos, se realizan con el convencimiento de que la Bio economía tiene el potencial para convertirse en eje del desarrollo de nuestro país.

P.: Con una mirada de largo plazo, el Consejo Agroindustrial Argentino hizo propuestas para generar 700.000 empleos y exportar por 100.000 millones de dólares. ¿Qué nivel de avance tienen estos proyectos?

J.M.: Actualmente estamos dando los últimos retoques al anteproyecto de ley para estimular inversiones en el sector. Proyecto que el señor Presidente anunció en el discurso inaugural del actual periodo legislativo. Esperamos que en breve el Poder Ejecutivo lo envíe al Parlamento. Por otro lado, tenemos conformadas mesas de trabajo temáticas con autoridades de distintos Ministerios donde se discuten propuestas relativas a Economías Regionales, Carne, Pesca, Trámites administrativos del proceso exportador, logística y transporte, medio Ambiente, etc.

P.: ¿Cómo se pueden desarrollar las economías regionales?

J.M.: Las economías regionales tienen un papel fundamental en el desarrollo y la generación de empleo en todo el territorio nacional, a través de la generación de clusters regionales de valor. Actualmente, están atravesando una situación compleja, que la aleja de la concreción de su potencial. Es necesaria la adopción de medidas vinculadas con derechos y reintegros a las exportaciones, costos laborales, financiamiento, logística, y seguros.
 

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