ARGENTINA CONDICIONADA POR LA CRISIS…HUELE FEO EL CHANCHO.

Un proyecto desde Cancillería para que los chinos inviertan fuerte en el país para producir carne de cerdos. Es muy tentador la idea, sugerente, pero muy peligrosa. El caso Carolina del Norte: de las granjas familiares a las megafactorías porcinas

OPINIÓN 28/07/2020 REDACCIÓN REDACCIÓN
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El negocio mundial de la alimentación DW Documental

En  estos días de crisis global y particular, Argentina con la máquina de emitir billetes recalentada, cierres de empresas y comercios, perdidas laborales de a miles y con una coalición de gobierno débil en sí misma, se comenta en voz alta que vendrían Megacriaderos de cerdos como inversión de China en el país.

En tiempos de malaria, no cualquier tabla te salva en el medio de la tempestad para llegar a la orilla; y eso puede significar el proyecto oficial trabajado desde Cancillería para que los chinos inviertan fuerte en el país para producir carne de cerdos.

Es muy tentador la idea, sugerente, pero muy peligrosa. Porque a esta altura del partido, ya debemos entender que el gigante asiático aprendió dos cosas: 1) elevar el nivel de consumo de proteína animal en la mesa de cada familia china y 2) hacerlo… sabiendo que en crisis global, quien maneja la Demanda, impone sus mejores condiciones.

China es un territorio inmenso pero menos del 10 por ciento es apto para lo productivo, por eso salen a ganar territorio productivo en otros continentes. Allí radica el riesgo, porque su concepción es ancestralmente depredadora: garantizo la comida a todos los míos sin demasiada preocupación por las consecuencias en el otro. 

 

ARGENTINA CONDICIONA

Para comprender esto, podemos decir que en el 2020, EEUU consume 3.400 cal/dia/hab (o sea cada estadounidense con mucha carne incluida) mientras un chino consume 2.900 cal/dia (acercándose al consumo de EEUU). Si la comparación es de consumo absoluto, China consume el doble de carne que EEUU, pero si el consumo se mide individual, está a la mitad. Es inimaginable entender la Demanda de proteína animal si China decidiera pasar al consumo igualitario de proteína animal que el gigante del Norte.

El vicecanciller Jorge Neme brindó precisiones sobre el proyecto de radicación de grandes granjas de porcinos para exportar la carne directamente desde la Argentina a China, país que tiene un enorme déficit de proteína animal a partir de la irrupción allí en 2018 de la Peste Porcina Africana. Neme dijo que no hay nada cerrado todavía entre ambos gobiernos. Aclaró que no se negocian a nivel oficial la letra chica de las inversiones sino el marco institucional para que éstas puedan llevarse a cabo. Explicó que en este momento están esperando la respuesta del Ministerio de Agricultura de China a una serie de “condicionamientos” que quiere imponer la Argentina a estas inversiones

Entre ellas es que las nuevas plantas tengan en todos los casos un socio argentino, ya sea una empresa, una cooperativa o directamente productores. El gobierno argentino también demandó al gobierno de China que las nuevas granjas porcinas no se instalen en zonas centrales de la Argentina (la región pampeana) sino que el lugar de radicación se defina de común acuerdo en las provincias más postergadas del norte y el litoral. Citó varias, como Salta, Corrientes, Formosa, Chaco, etcétera.

Ahora sí que el semáforo está en rojo. Si los gobernantes argentinos, por décadas no se ocuparon de resolver las condiciones de infraestructura básica para sus comunidades (conectividad, logística para cadenas de valor, acceso a cantidad y calidad de agua, potencia eléctrica, entre otras), ¿por qué vamos a creer que los Chinos invertirán poniendo el acento en estos déficits? Todo lo contrario, aprovecharán estas debilidades para invertir como quieren y para sus propios intereses.

 

EL CASO CAROLINA DEL NORTE

Solo debemos darnos una vuelta por Carolina del Norte, en EEUU, territorio con un enorme desarrollo de la producción porcina, que décadas atrás se componía de granjas familiares, unas 22.000 explotaciones y que, en los últimos años, con el desembarco de las inversiones chinas, cambió totalmente ese paisaje productivo. Cuando los chinos con su aglomerado WH, compró la cadena Smithfield, transformaron las granjas familiares en megacriaderos automatizados, con enormes piletones al aire libre de biotransformacion de los desechos en fertilizantes para sus propios campos, haciendo invivible el ambiente de contaminación para los vecinos y concentrando toda la facturación en sus megaempresas (unos 200 millones de dólares trimestrales).

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En conclusión y como mínimo, huele mal el proyecto chanchero, porque no estamos en condiciones de poner condiciones.

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