La situación climática preocupa a la ganadería

¿Podrán los campos sostener los programas productivos trazados a mediano plazo, logrando una mayor retención de vientres y estas invernadas más largas?

NOTICIAS 26/08/2020 REDACCIÓN REDACCIÓN
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"Tal como viene resaltando el Rosgan, el mercado ganadero de Rosario, el sector de la ganadería en la Argentina demostró su resiliencia, al adaptarse rápidamente a las restricciones impuestas por la pandemia". Así comienza interesante informe que publica el ABC Rural 

Importantes trasformaciones a nivel comercial lo llevaron a transitar un año con muy buenos resultados. A su vez, en medio de un contexto macroeconómico de elevada incertidumbre, ofreció solidez a un mercado carente de alternativas seguras y líquidas.

Bajo este escenario, el sector comienza a dejar atrás ciclos de muy malos resultados para la cría. En ellos, hubo precios retrasados y tasas literalmente prohibitivas para la actividad productiva, que ahora empieza a dar las primeras señales de un cambio de tendencia en el ciclo ganadero.

Clima crítico
Pero, el factor climático juega un papel importante y vale preguntarse "¿Podrán los campos sostener los programas productivos trazados a mediano plazo, logrando una mayor retención de vientres y estas invernadas más largas?"

La situación resulta crítica para varios sectores del país. Venimos de uno de los meses de agosto más secos de la última década. A excepción de sectores del sur de la provincia de Buenos Aires y extremo noreste de la Mesopotamia, el resto del país atraviesa una de las sequías más fuertes de los últimos años.

De acuerdo a los análisis que realizan los especialistas locales en agrometeorología, el Pacífico Ecuatorial Central viene registrando un creciente nivel de enfriamiento que, precisamente, es donde se define el fenómeno “La Niña”.

Este fenómeno está caracterizado por lluvias por debajo de lo normal durante los meses de primavera y verano para nuestra región. De acuerdo a los pronósticos actuales, ese enfriamiento tenderá a acentuarse en los próximos tres meses.

Su impacto en la ganadería
Una primavera seca no es lo mismo que un invierno seco para la ganadería. En primavera se define el partido tanto de corto como de mediano y largo plazo.

Los sectores ganaderos comienzan a preparar sus reservas pensando en meses críticos para el sector desde lo climático.
A corto plazo, los campos que están reteniendo por más tiempo sus invernadas tratan de ganar más kilos y reacomodar así la relación de venta final. En caso de transitar una primavera seca podrían verse forzados a liberar hacienda menos terminada y a su vez, en pleno pico de oferta, algo que esta estrategia precisamente ofrecía evitar.

En tanto que, hacia el mediano plazo se juegan variables de alto impacto para los ciclos venideros. A partir de septiembre se inicia la temporada de servicios. La condición corporal en la que llegan las vacas resulta determinante para lograr buenas tasas de preñez.

Devenir productivo: el impacto se vería en 2022
En contraposición, una sequía de primavera resulta altamente determinante del devenir productivo de los próximos dos años. En concreto, el mes de septiembre será clave para realizar los ajustes de carga que demanden los campos que, en caso de generalizarse, podrían derivar en un ingreso anticipado de oferta.

Paralelamente, comienza a configurarse la potencial oferta de terneros que se verá ingresar en la zafra 2022. Este año se ha registrado una muy buena extracción de terneros, casi 15 millones marcados al 31 de diciembre del 2019 sobre un total de 23 millones de vacas.

Pensar tan solo en una caída de dos (2) puntos promedio en las preñeces de este año, trasladables al destete 2022, podría llegar a impactar -a igual cantidad de vacas en servicio- en unos 450.000 terneros menos que faltarán en la oferta total de carne de ese año.

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